Con mi hija de un año en el National Tropical Botanic Garden de Miami, Octubre de 2015.
Desde que tuve a mi hija Tahira, lógicamente mi vida cambió. No de la forma dramática que muchas personas habían pronosticado, como lanzándome una especie de maldición cuando estaba embarazada. Me dijeron que no iba a dormir más y que iba a sufrir por un montón de cosas que ya no me acuerdo. Sí dormí y sigo durmiendo, y he sufrido bastante por algunas cosas pero no creo que más de lo que podría sufrir sin ella. Ser mamá para mí es una aventura, y lo que más me quita el sueño y me hace pensar es cómo darle una vida llena de experiencias que le muestren lo maravilloso que es el mundo, en un mundo cada vez más caótico.
Tahira de 7 semanas de paseo en la Feria Jardinera, 2014
Pero el tema que más da vueltas en mi cabeza todo el tiempo, es esto de ser mamá y artista. Lo digo porque la pasión que siempre he sentido por mi arte no ha desaparecido ni ha disminuido ni un ápice desde que nació Tahira. Ella, mi hija, es otro aspecto de mí. Es mi mayor preocupación, un motor que me inspira a seguir y a hacer las cosas mejor para darle una vida linda. Que mientras sea una niña, su vida fluya sin contratiempos y sea feliz. Pero para ser una mamá feliz, que proyecte eso en su hija, yo tengo que llevar mi misión de vida a cabo. Nunca he pensado en postergar mi arte ni mis sueños mientras ella es pequeña. Ella me ha visto trabajando siempre, y de a poco va participando y va entendiendo lo que hago.
Me he ido de viaje a trabajar ya tres veces por algunos días, sin ella. Mucha gente se sorprende. Yo, pienso que ya es hora de que ella se pueda unir, porque está más grandecita.
Tahira de dos meses, en mi mesa de trabajo.
Lo que quiero decir contando todo esto, es que mi hija es la persona que más quiero en el mundo, pero para quererla y darle una buena mamá, yo tengo que ser una mujer realizada y feliz, sin cambiar para transformarme en una persona que no soy. No es un equilibrio fácil, pues además de las dificultades normales de la vida y el matrimonio (otro ítem!), viene con las culpas del cristianismo y de las mamás fanáticas que están tan de moda.
Que todas las mamás de hoy y de mañana, sean mujeres felices, apasionadas, que iluminen el camino de los hijos con una luz propia fuerte y brillante. Abrazos a todas las colegas artistas, naturalistas y mamás.
Quillay que pinté en mis últimos meses de embarazo.
Una reflexión profunda, llena de amor y a la vez muy verdadera. Ejemplo para las mamás que trabajan en lo que aman. Mucha suerte en tus 3 carreras: mamá, esposa y profesional!
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