"Theresa" por John Dillwyn Llewellyn, 1853.
He estado hace un tiempo leyendo sobre la relación de las mujeres en la Inglaterra Victoriana y la Naturaleza, la biología y el naturalismo. En su antología "In Nature's Name" la antropóloga Barbara T. Gates reúne y analiza variados textos de mujeres que vivieron entre los siglos XVIII y XIX y que dedicaron su vida a la observación de la naturaleza, cada una con una visión particular.
Llama la atención la variedad de actividades que realizaban: exploraciones a lugares lejanos, pesca en ríos desconocidos, cacería, ilustraciones, observaciones bajo el microscopio, recolección de especies, poesía, cuentos, textos para educar sobre el cuidado del mundo natural y mucho más. Varias de ellas intentaron formar parte de la comunidad científica, pero la mayoría fracasó por el hecho de ser mujeres. Las que lograban entrar a estudiar a la universidad, eran educadas para ser profesoras en los aspectos más simples de la ciencia.
Un ejemplo interesante es el de la dibujante y escritora (que ya he citado en este blog) Beatrix Potter. Todos la conocemos por sus preciosos cuentos infantiles de Peter Rabbit y otros lindos personajes del reino animal. Sin embargo, no sabemos que Beatrix por varios años estudió un hongo llamado Agaricinea, descubriendo varios aspectos de su reproducción y crecimiento. En la década de 1890 Potter presentó un trabajo a la Linnean Society, que tuvo que ser leído ante la comisión por un hombre. El trabajo contenía sus observaciones y conclusiones sobre dicho hongo, además de líquenes y algas. El trabajo no causó mayor impresión, y terminó perdiéndose junto con el entusiasmo de Beatrix por la biología. Cien años después de ocurrido esto, la misma sociedad científica redactó un texto disculpándose con Potter y reconociendo sus logros científicos.
De todas formas, el camino que Beatrix decidió seguir después de esta frustración fue tan honesto y exitoso, que traspasó todas las barreras que su sociedad le impuso.
Estas mujeres son inspiraciones para todas nosotras pues nos muestran que la conciencia que hoy llamamos ecológica no es algo del siglo XX ni XIX, y que hoy tenemos muchas más opciones para participar, crear, mostrar, educar, viajar, conocer y proteger que estas pioneras naturalistas.
Ilustración de Beatrix Potter.
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